Una casa que se transforma con el paisaje

Marisa Alcore Marisa Alcore
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Cuando la arquitectura y el arte consiguen jugar con las percepciones humanas es cuando realmente logran llegar a su público. Es el caso del proyecto que recoge este libro de ideas: una pequeña casa de madera, que durante 70 años fue simplemente una cabaña más en un desierto de California. Hoy en día se conoce como Lucid Stead y ofrece a sus visitantes una experiencia delirante para los sentidos. El autor de este proyecto es Phillip K Smith III, quién ha conseguido crear una verdadera obra de arte a través de un juego con espejos y un material muy complicado de manejar por su condición de intangible, la luz. Sin embargo, la combinación de estos dos elementos meten en escena a un séquito de actores, que aunque secundarios, no son menos importantes: el paisaje y el tiempo. Sí, Lucid Stead consigue representar la cuarta dimensión reflejando, nunca mejor dicho, el paso del tiempo. Una imagen vale más que mil palabras, y en este proyecto se cumple más que nunca. 

Las fotografías son de Steve King y Lance Gerber.

El artista Phillip K Smith III está representado por Royale Projects: Contemporary Art.

Las ilusiones ópticas

Lucid Stead no es una cabaña cualquiera. De lejos, y según cómo se mire, puede incluso pasar totalmente desapercibida. O mejor dicho, parte de ella desaparece. Su materialidad es la culpable: entre lama y lama de madera se intercala un espejo, reflejando el desierto y, consecuentemente, la realidad que se transforma. Esto ocurre en los cuatro lados de esta pequeña casa, creando una ilusión óptica diferente según dónde nos encontremos: puede alargar la realidad, acortarla, hacerla desaparecer entre la madera, o camuflarse entre ella. 

El proyecto

Quizá sea su cubierta inclinada la que nos hace regresar a la realidad, definiendo la única parte donde la casa tiene un perfil cierto. Los diferentes huecos, ventanas y puertas, también se cubren con un material reflectante. Durante el día actúan como el resto de espejos, sin embargo, por la noche el efecto es diferente. 

El desierto

¿Podría este proyecto haber funcionado en un emplazamiento distinto? ¿Podría signifcar lo mismo situado en una ajetreada calle de una ciudad? La imagen uniforme del desierto es perfecta para confundirnos. Pero no es solo una cuestión visual, sino también de la sensación que emite: Lucid Stead no solo refleja el paisaje, sino también su tranquilidad y la lentitud de sus cambios. La luz del sol es el único motor que transforma el paisaje, o al menos nuestra manera de percibirlo. Y precisamente de luz es también de lo que trata este proyecto. 

Cuando cae la noche

Cuando el sol empieza a ponerse, la casa se transforma. Y es cuando entra en escena otro de los protagonistas de Lucid Stead: la iluminación artificial. No se trata de una cualquiera: sino de un sistema de iluminación LED que lleva a esta cabaña a una realidad bien diferente a la que veíamos durante la mañana. Entre las lamas de madera se escapa una luz blanca que destaca las grietas del revestimiento. Ahora, las fachadas parecen diluirse como si se trataran de una pintura mojada. Sin embargo, las ventanas aportan un punto diferente. 

Las ventanas

Cada una de las ventanas y puerta emite un color diferente. Sin embargo, este no es permanente. A medida que nos acercamos a la cabaña los colores van modificándose, ¿qué esta pasando? Este cambio de color pretende reflejar las variaciones que ocurren en el desierto entre el día y la noche, entre la oscuridad y la luz, entre el calor y el frío. 

La experiencia sensorial está totalmente asegurada. No solo nuestros ojos, sino también nuestra conciencia entra en juego en este proyecto, que da una vuelta de tuerca más a la arquitectura convencional.

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