Paredes de ladrillo: una tendencia que siempre vuelve

Mariana Belisario Blaksley Mariana Belisario Blaksley
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El ladrillo visto a lo largo de sus numerosos siglos de historia, ha tenido momentos de mucho protagonismo, especialmente en ciertas civilizaciones y latitudes. De lo que podemos estar seguros es que, si bien pasan períodos en los que parece que pasan al olvido, siempre vuelven.

En primer lugar deberíamos definir qué se entiende por el término ladrillos. Así se definieron los objetos rectangulares hechos con una base de arcilla que se unían unos a otros con la ayuda de mortero. Los ladrillos varían de acuerdo a los materiales que intervienen en la mezcla para su elaboración, como arcilla, arena y cal. Los ladrillos se dividen en dos tipos: adobe (ladrillos secados al sol) o ladrillos cocidos, que son los que pasaron por el proceso de horneado. 

Muy utilizado en Londres en épocas previas a la Revolución Industrial y durante ella, porque su color distintivo ayudaba a vislumbrar los edificios en las noches de niebla. Recién en el 1855, Henry Clayton patentó la primera máquina para fabricar ladrillos en serie. Durante el siglo XX el uso del hormigón, yeso y acero, el ladrillo pasó un poco al olvido, más que nada en la construcción de rascacielos. Definitivamente no es uno de los materiales usados en la construcción de edificios de estilo moderno. Y es que el uso del ladrillo visto en los últimos 100 años se ha convertido casi en un material, casi diríamos artesanal, por más industrializados que estén sus técnicas de fabricación y procesos de construcción. Siempre existirán nostálgicos que reaviven la popularidad del ladrillo visto ya sea para exteriores o interiores. Definitivamente la calidez, el color y  la textura que el ladrillo visto tan fácilmente puede transmitir, siempre lo trae de vuelta. 

En la Argentina la construcción con adobe existe desde la época anterior al Descubrimiento. Los inmigrantes europeos, más que nada los españoles y los italianos, trajeron consigo el ladrillo cocido, que utilizaban en la construcción de edificios en sus países natales. Ahora, cuando los ingleses vinieron a este país y se dedicaron a la construcción de ferrocarriles, es cuando el ladrillo visto llega a su época de esplendor, con la construcción de estaciones de trenes, casas y galpones que nada tenían que envidiarle a los de la Inglaterra victoriana. El estilo industrial los revivió, cuando en los 70s y los 80s se reutilizaron los galpones de ciertas áreas de Londres y New York para crear los míticos lofts. 

Hoy en día se utilizan indistintamente como material de construcción o simplemente como revestimiento decorativo. Sea cual sea su función, se aprecia la estética que transmiten que puede variar según el tipo de edificación. Puede tener una impronta industrial y canchera, artesanal y rústica o incluso transportarnos a épocas en los que los períodos decorativos tenían nombres de reyes. Y es por todas estas razones, por las cuales los fanáticos del ladrillo visto lo prefieren a cualquier otro material. 

Paredes de ladrillo visto

Los arquitectos siguen utilizando el ladrillo visto para construir o revestir paredes no sólo por su indudable encanto, sino también porque tiene muchas cualidades. Necesita menos mantenimiento que otros tipos de revestimientos, especialmente si se le dieron inicialmente los tratamientos de sellado que garantizarán que resistirán mejor el paso del tiempo y de los elementos. Su tamaño y lo fácil que es colocarlos es otro motivo por el cual se utilizan con frecuencia. Una de las virtudes del ladrillo visto es que se ve bien con muchos otros materiales, como la madera, el vidrio, el cemento u hormigón y la piedra. Finalmente tiene la virtud de brindarle más calidez a cualquier espacio, hacerlo más texturizado y darle una suerte de profundidad que lo hará más interesante. 

Paredes de ladrillo visto interior

En interiores, las paredes de ladrillo visto requieren de un mantenimiento mucho menor. Los decoradores de interiores pueden recomendar revestir una sola pared de ladrillo o intercalarlas con paredes blancas, para que su afecto se aprecie más. Los ladrillos pueden transmitir una impronta industrial en conjunción con acero inoxidable u otro metal o brindar un aire rústico o rural, combinado con vigas expuestas de madera. Queda bien en espacios de cualquier estilo, incluso moderno, ya que equilibra algunos elementos de este estilo que pueden resultar un poco fríos. Ya sea que se vean nuevos o hábilmente envejecidos, las paredes de ladrillo le darán a nuestra casa una cualidad hogareña que todos apreciamos. 

Diversas técnicas

El color del ladrillo visto dependerá en gran parte de los materiales usados para su fabricación. Es así como la presencia de cal dará como resultado ladrillos más claros y una alta concentración de arcilla, ladrillos más colorados. También existen distintas técnicas para darle al ladrillo visto diferentes acabados, como la decoloración que se hace con sustancias ácidas. Si por el contrario queremos ladrillos más brillantes, podemos aplicarles algunos barnices que harán que su color original se reavive o directamente pintarlos, de blanco u otro color, para darles un aspecto más moderno y original. 

Paredes de ladrillo y estilo rústico

Si nos gusta el estilo rústico, las paredes de ladrillo son una adición fabulosa para lograr esa cualidad texturizada y un poco áspera. Si vamos a pintarlos, es mejor que no queden perfectos, o arruinaría ese efecto desigual y un poco descuidado que hace que los espacios rústicos sean tan cancheros. La madera con poco tratamiento y el ladrillo visto tienen en común que no necesitan tanto mantenimiento como otros revestimientos y se ven espectaculares juntos. 

Otra alternativa: el ladrillo aparente

El ladrillo aparente o ladrillo falso es aquel que se coloca en columnas o paredes con fines meramente decorativos. Puede tratarse de ladrillos que no tienen el ancho de ladrillos para revestimiento, ya que la idea es que muestren una cara, para adornar la pared. Son muy efectivos para darle textura e interés a distintas superficies. Una idea interesante es recubrir con ellos el espacio destinado a la chimenea. ¿Lo mejor de todo? Nadie se dará cuenta que no forman parte de la pared original. 

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