Un hotel rural entre viñedos

María Bausán María Bausán
Bodegas Alvarez Nölting. Requena., 3 M ARQUITECTURA 3 M ARQUITECTURA Commercial spaces
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Nos perdemos por el paraje espectacular del Parque Natural de las Hoces de Cabriel para descubrir cómo una rehabilitación integral ha conseguido convertir dos edificios en estado ruinoso en un complejo de enoturismo lleno de encanto. El proyecto, llevado a cabo por el estudio de 3M Arquitectura para las Bodegas Álvarez Nölting, se enfrentaba al reto de mantener la parte estructural del edificio, necesaria por una cuestión de estabilidad térmica que era fundamental en la elaboración del vino. Además, al ser una construcción en zona protegida, existían ciertos límites y restricciones que debían ser tenidos en cuenta en el proyecto. 

Tras los trabajos de rehabilitación, un señorial y elegante edificio preside una finca de 75 hectáreas, de las cuales 50 son de bosque y 22 de viñedos de mas de 25 años de edad. Un lugar paradisíaco donde, además de elaborar el vino, se puede disfrutar de actividades varias, como catas y comidas, e incluso dedicarse a contar estrellas paseando entre los viñedos si te animas a pernoctar en una de las tres habitaciones dobles de la casa rural. Una excursión a este rincón de Valencia que nos demuestra que además de buenas paellas, aquí también se hacen caldos interesantes.

Bienvenidos a las Bodegas Álvarez Nölting

Las Bodegas Álvarez Nölting son la culminación de un sueño. El del joven enólogo Juanma Álvarez Nölting, que aspiraba a crear un vino muy especial en la zona de Requena, en Valencia. Sin embargo, una muerte prematura truncó sus planes. Es entonces cuando sus amigos deciden llevar a cabo el proyecto que Juanma nunca pudo poner en marcha y con esfuerzo, dedicación y muchas ganas lanzan en 2004 las primeras 2.200 botellas de “Alvarez Nölting”.  El sueño era ya una realidad.

El proyecto de enoturismo

No será hasta varios años más tarde cuando surge la idea de crear un centro de enoturismo, que aprovechara el tirón que los viajes gastronómicos estaban empezando a tener por la zona. Y es que aunque la bodega ya realizaba actividades y catas de vinos, la demanda iba creciendo, por lo que surgió la necesidad de habilitar un espacio en el que, además de las labores propias de elaboración de los caldos, se pudiera acoger a los visitantes. 

El edificio escogido, en pleno Parque Natural de las Hoces de Cabriel, requería una rehabilitación integral que cambiara de arriba a abajo su aspecto. 

Un porche con 300 metros cuadrados

A pesar de tratarse de una reforma integral, hubo que mantener ciertos elementos estructurales, además se recrecieron los muros más de un metro para ganar altura y se quitó la piedra vista, que fue enlucida de blanco tal y como observamos en la fotografía. 

Una de las últimas intervenciones incluyó construir un porche de 300 metros cuadrados donde poder disfrutar en el exterior, pero bajo cubierta, de una buena copa de vino. 

El porche en detalle

El porche fue diseñado en el lado oeste, para poder disfrutar desde él de los increíbles atardeceres sobre los viñedos. Se trata de un espacio creado para disfrutar en este momento tan especial del día, pero también por la noche, por lo que la iluminación, sútil y romántica, se ha cuidado al extremo.

Los espacios de trabajo

Además del edificio principal también se han habilitado zonas específicas para la elaboración del vino,  su embotellado y almacenamiento.

Un interior acogedor

De vuelta al edificio principal, traspasamos sus puertas para descubrir un espacio ecléctico y acogedor, donde el espacio de catas se ha concebido como un lugar de encuentro donde también existe la posibilidad de quedarse a comer y dormir. 

El mobiliario ha sido traído de Bali y de la India, por lo que el aspecto rústico que dan las imponentes vigas de madera que encontramos en el techo, contrastan con el estilo étnico de las lámparas de cobre, o los tapizados de inspiración animal print que rodean la llamativa mesa de madera.

Las barricas, siempre presentes

Aunque no sea parte de la decoración, el vino y su elaboración está muy presente en el interior del hotel rural. Aquí, un cerramiento de vidrio nos permite observar las barricas que, de esta forma, se convierten en un elemento más de la sala. 

Los dormitorios

Una decoración austera y rústica espera a los visitantes que decidan pasar la noche en las Bodegas Álvarez Nölting. El dormitorio que contemplamos en esta foto es una de las tres habitaciones dobles con las que cuenta el recinto. Pasar la noche en esta cama con dosel rodeado de viñedos cuesta alrededor de cincuenta euros por persona. 

Cae la tarde en el viñedo

El último sorbo de esta cata lo bebemos al atardecer, contemplando la casa en medio del viñedo: señorial y acogedora, rústica pero moderna. En definitiva, un maridaje perfecto. 

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