Cualquier que visite esta página web, estará familiarizado con el término DIY, que en inglés significa Do It Yourself
y que traducido sería algo así como Hazlo tu mismo
. En los últimos años esta modalidad se convirtió en todo un fenómeno social, y cada vez más gente se anima a elaborar desde originales piezas de ropa hasta utensilios para la cocina, siempre mediante el ingenio, la habilidad y mucha imaginación.
Si lo pensamos bien, la idea es por demás atractiva y por eso muchas personas disfrutan de estas prácticas que ya algo más que un simple pasatiempo. Hacer nuestra propias cosas nos entretiene y nos sirve para ahorrar dinero. Eso sí: no es magia y para hacer las cosas bien hay que tener en cuenta varias cuestiones.
En este libro de ideas repasaremos algunos de los pro y de las contras del método DIY.
Muchos de los que se abocan al DIY lo hacen los fines de semana y miran programa de televisión sobre maquillaje, o leen blogs hechos por bloggers especialistas en DIY, y allí todo se ve hermoso y fácil de realizar. Pero no es tan así. Es normal que olvidemos que mirar es totalmente diferente a hacer, y que el proceso de aprendizaje no es igual para todos.
Por lo tanto, no caigamos en la trampa de pensar que todo es fácil y sencillo. Como pasa con la vida en general, es cuestión de aprendizaje, de insistir y no tirarnos abajo ante el menor tropiezo.
Empecemos siempre con proyectos pequeños, y vayamos de a poquito a proyectos más grandes y complejos. Hagamos decoración para el baño antes de hacer el baño completo, por ejemplo. Las habilidades y la confianza se construyen con el tiempo, y veremos que a medida que hagamos más DIY incrementaremos la rapidez y la alegría al realizar los trabajos.
Es fundamental que nos hagamos a la idea de que el DIY involucra tiempo y dinero, especialmente en los trabajos grandes de renovación. Muchas veces, a la mitad de un trabajo nos damos cuenta que se nos acabó el dinero o que el trabajo en cuestión no era tan sencillo y rápido como nos dijeron. Entonces abandonamos todo y caemos en la decepción.
Por eso, siempre tengamos en cuenta dos factores: la paciencia y el productos. Hagamos trabajos pequeños que nos lleven poco tiempo o proyectos grandes de a poco. Y para no quedarnos cortos en el presupuesto, hay que ingeniárselas para buscar productos baratos o reciclar los que tenemos.
Dividamos los proyectos grandes en pequeños pasos, pongamos horarios, y creemos una lista de todo lo que necesitamos. También es importante que antes de empezar a trabajar nos informemos todo lo que podamos. Leamos artículos, miremos videos, preguntemos a conocidos… De esa manera podremos anticipar los problemas y tener todo a mano cuando lo necesitemos.
La elaboración de un plan de trabajo es garantía de éxito a la hora de abocarnos al DIY. Muchos piensan que por ser nuestros propios jefes y tratarse de un trabajo en solitario, la improvisación es parte del asunto. Nada más lejano. Es nuestra responsabilidad y por lo tanto debemos estar atentos a cualquier imprevisto. La improvisación es nuestra enemiga… al menos al principio.
Reconozcamos que hay una curva de aprendizaje para cada nueva habilidad… y fundamentalmente tengamos en mente que nadie pero nadie es perfecto. Tirarnos abajo no es productivo y nos aleja del gran panorama.
Uno de los enemigos a vencer en el camino del DIY es sin dudas la frustración. Algunos trabajos llevan tiempo y no son tan sencillos como parecen. Por lo tanto, repetimos: a armarse de paciencia y tener la autoestima alta. La parte positiva es que, de verdad, hay pocas cosas más placenteras y gratificantes que terminar un trabajo propio, hecho con nuestras propias manos y poniendo todo el esfuerzo.
Mucha gente ya intentó hacer lo que estamos haciendo ahora. Y también tuvo dificultades. Por eso, la gente con experiencia creó recursos digitales a los cuales podemos acceder, como por ejemplo videos de YouTube, tutoriales, y foros. Y todos son nuestros potenciales amigos en el camino del DIY.
No dudemos si tenemos que buscar ayuda en Internet, incluso en esta página. A veces basta con el apoyo moral. Invitemos también a nuestros amigos o conocidos a que nos den consejos y nos presten herramientas.
En momentos de dificultad, tomemos un respiro, miremos alrededor y siempre pero siempre busquemos ayuda.