Muchas cosas han cambiado desde la tradicional mesa camilla de nuestros abuelos. Casi en reliquia se ha convertido aquella estructura de madera con un hueco en la parte inferior en el que se colocaba un brasero y en torno al cual toda la familia entraba en calor en los fríos inviernos. Las largas faldas que cubrían la mesa y que abrigaban las piernas, a veces corrían el riesgo de salir chamuscadas si no se tenía el debido cuidado. En las casas donde las abuelas eran más mañosas, un mantel tejido a ganchillo o crochet rodeaba la mesa, y sobre ella, retratos de los antepasados.
Ahora, este concepto ha evolucionado y la tradición se ha ido adaptando a las nuevas necesidades. Las mesas camillas desempeñan un papel menos social o familiar y se han convertido en un complemento funcional para los salones y comedores. Aún así, algo queda en muchos de los diseños que te mostramos a continuación de la esencia más tradicional y castiza de este viejo elemento que ya forma parte de la historia de nuestras vidas.
Una combinación similar a la anterior es la que nos propone Hélo Marqués Associados. Apuestan por un diseño en dos módulos que se pueden utilizar como mesa auxiliar o para equilibrar espacios. Una estructura metálica, ligera y minimalista sostiene, y contrasta, con unos tableros de madera natural seccionados directamente del tronco del árbol.
El recuerdo de esa mesa vieja cubierta por un mantel del ganchillo con un brasero debajo ha dado paso a este modelo de madera envejecida, con una sola pata y peana de forja. Rescatar el tapete de crochet sería una opción para vestir la mesa, pero el brasero sería algo de lo que tendríamos que prescindir en este modelo. Un ejemplo de una evolución sana y adaptada a los tiempos que corren.
En la actualidad las mesas redondas hacen la función de las antiguas mesas camilla. Hay quien se atreve incluso a personalizarlas y adaptarlas a sus gustos o a la decoración del espacio en que habitará este complemento. En la imagen vemos una mesa Tulip, en una estancia moderna y elegante, que sugiere un espacio para la conversación, el relax o una lectura entretenida.
Las mesas camillas actuales se han convertido en algunos casos en mesas auxiliares al reducir su tamaño. Ya no se utilizan como mesas de comedor sino como un complemento donde colocar otros objetos como retratos o figuras decorativas. En la imagen, vemos una mesa de líneas muy clásicas, en tonos oscuros, con un acabado brillante que se complementa perfectamente con el tapizado de los sillones, conviviendo tradición y modernidad.
La mezcla de estilos o eclecticismo, lejos de distorsionar un estilo decorativo lo nutre de matices y tendencias que enriquecen el ambiente. Es lo que sucede en la imagen que te mostramos, una mezcla de estilos en sofá, alfombra, muebles y complementos, donde las mesas redondas se adaptan a cualquier rincón, pudiendo funcionar de forma conjunta o separada, multiplicando su funcionalidad y combinando geometrías rectas y curvas de forma intencionada aunque de aspecto casual.
En una casa rural de la Cerdanya catalana, en la que se respira un ambiente rústico por todas sus paredes, encontramos casi desapercibida un tronco de árbol seccionado y convenientemente tratado para convertirlo en mesa camilla sobre la que apoyar un servicio de café, unas gafas o un smartphone. Una idea fantástica que es bien acogida en un mobiliario rústico y natural.
Algo más psicodélico y futurista resulta este otro modelo de mesa redonda de cristal cuyo bastidor en lineas curvas y onduladas se abre paso reflejando una personalidad propia y contundente. Aún así, el diseño y la tradición de las mesas camilla se sientan juntos para hablar de equilibrio y armonía.
En este ejemplo, reinterpretación de los más clásicos ejemplos de mesa camilla, vemos un conjunto de mesa y sillones de mimbre para exterior, jardín o terraza, en el que la mesa, cubierta por un cristal a medida, cobra el principal protagonismo en la escena. No hay brasero pero quizás sí una suave brisa que refresca el ambiente e invita a compartir una agradable conversación o sobremesa mientras se toma un café.
La mesa camilla ha cedido su espacio a las grandes mesas de comedor y de salón. Incluso la mesa de centro, que suele colocarse ante los sofás, a veces es más relevante y atractiva. Sin embargo hay quienes se resisten a dejarla en el olvido y le destinan un lugar especial en el que colocar flores y los retratos familiares, rescatando así su protagonismo y dejándola en el lugar que se merece.
Probablemente en muchas viviendas actuales ocupadas por personas mayores nos encontremos, al lado de una vieja cama con cabecero y pies de latón, una pequeña mesa camilla, como la de la foto, cubierta por una tela con cristal encima. Es el vestigio de otras épocas y gustos que han decidido respetuosa y voluntariamente no evolucionar y quedarse instalados en el pasado.