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La casa que visitaremos hoy es tan sorprendente ¡que te dejará con la boca abierta! Desde la hermosa fachada de piedra y madera que se esconde entre frondosa vegetación hasta la habitación del tercer nivel, rodeada de tropicales vistas. El proyecto se basó en la correcta adaptación al entorno y al clima brasileño, utilizando materiales rústicos como piedra y madera, grandes ventanales de vidrio, mucho color, frescura y luz. Se trata de una residencia que mezcla lo mejor de la rusticidad con la funcionalidad que requiere la vida actual, en una atmósfera de confortable sencillez y buen gusto, creación de Maria Claudia Faro, arquitecta brasileña. No dejes de admirar los hermosos escenarios tanto interiores como exteriores, ¡te fascinarán!
El volumen de la vivienda impresiona al descubrirlo tras la densa vegetación que lo cubre al frente. La piedra combinada con la madera le dan un aspecto de cabaña o casita de playa cómoda y acogedora, pero pronto descubriremos la modernidad y la elegancia de sus interiores.
De entrada percibimos que la casa se desarrolla en tres niveles, encontrándose el acceso principal en el segundo nivel, las habitaciones en el tercero y la zona de relajación en la planta baja, la cual se integra completamente al patio exterior, que cuenta con terraza, piscina y áreas de servicio.
El diseño de interiores luce por su sencillez y elegancia: mobiliario ligero, de madera clara al igual que el piso, muros revestidos en ladrillo rosado y marrón y textiles de manta blanca para los sillones. El área social principal, ubicada en el segundo nivel, se comparte entre la sala, el comedor, una pequeña estancia y la cocina, todo esto conectado a un balcón que se asoma al patio de la piscina. La luz entra a raudales y se refleja por doquier. Un pequeño murete blanco separa las estancias sin encerrarlas, permitiendo que la luz se comparta totalmente y que la brisa fresca del exterior llegue hasta el último rincón.
El comedor es pequeño, sencillo pero encantador. De nuevo el revestimiento de ladrillos rosados y marrones establece la paleta de colores del lugar. Acentos decorativos de carácter rústico se presentan en cada superficie, como el reloj sobre la pared, los jarrones de cobre o el frutero de metal oxidado sobre la mesa. La cocina en cambio es de diseño moderno, de líneas precisas y formas geométricas. Pero sin perder el estilo orgánico de la casa, los electrodomésticos se cubren en un caparazón de madera y la isla está revestida en pequeños azulejos color ocre, un cierre perfectamente natural y moderno a la vez. Al fondo, la vegetación invade y rodea las vistas por todas partes.
La estancia es, además de sala, cuarto de televisión, biblioteca, estudio, cuarto multimedia y preludio del chapuzón. Con sus texturas de ladrillo y madera, un cómodo y espacioso sofá, acentos en fresco color azul y una gran vista al costado, no hay nada más que se le pueda pedir… ¿o sí?
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Corrección: lo único que se le puede pedir a la estancia ¡es cruzar el umbral para salir al patio! Esta es la vista que se tiene desde la sala en el primer nivel, con las tumbonas a unos cuantos pasos, una enorme piscina a un costado y, al fondo, un denso jardín tropical, seductor y mágico. Ahora sí, ¿qué más se le puede pedir a esta casa más que disfrutarla por completo?
En la tercera planta, la habitación se rodea de ventanales para admirar los verdes paisajes y dejar pasar el aire fresco y la luz natural a borbotones. El diseño sigue basándose en los materiales naturales y orgánicos, la madera del piso y la estructura del cielo brindan la calidez suficiente para crear una atmósfera de descanso y relajación, perfecta para la hora del sueño.
Y finalmente en la planta baja se ubica una zona de estar, ¡absolutamente encantadora! Ideal para pasar los fines de semana o las tardes después de trabajar. Consta de una cocineta rústica con horno de leña, comedor, una amplia estancia con televisión, área de biblioteca y el contacto directo con el patio.
Los materiales naturales en colores neutros sirven de escenario para los delicados toques en azul añil que aparecen sorpresivamente por aquí y allá, como los azulejos de la cocineta, los jarrones de vidrio soplado y el arte en las paredes.
