En las familias numerosas la vida es muy distinta. La convivencia en casa es compleja pero a la vez muy divertida. Por eso, los propietarios de esta casa encargaron un proyecto en el que cada miembro de la familia pudiera disfrutar de ella a su propia escala. Esta pareja, padres de cuatro niños y niñas, cuentan ahora con una casa unifamiliar rodeada de jardín que permite tardes de juego y unos interiores acogedores y recogidos, pero a la vez espaciosos. Lo mejor de todo son los rincones pensados para los más pequeños, hechos a su medida.
Ya la imagen que proyecta esta casa hacia el exterior es muy especial. El color naranja junto con el blanco aporta un punto divertido a la fachada y contrasta con los colores marrones de las construcciones vecinas de ladrillo. La casa, configurada por espacios pequeños pero bien conectados cuenta con ventanas adaptadas a cada espacio, con su propia medida y su mejor ubicación.
Los movimientos de la fachada hacia delante y hacia atrás suponen la creación de espacios y rincones perfectos para el juego, además de la creación de sombras. También la variación de los colores de las carpinterías entre el negro y el blanco busca conseguir la diversidad y huir de la monotonía.
Desde aquí vemos el retranqueo de la entrada que supone un pequeño techo como protección. Esta planta se caracteriza por el color negro, tanto en las paredes y puertas como en las carpinterías de la gran cristalera central. Justo delante, una plataforma de madera define una terraza perfecta para los días de verano con una pequeña piscina.
Delante de la casa se ha dispuesto una gran extensión de espacio verde donde los niños y niñas puedan jugar libremente. En un futuro este espacio podrá ir evolucionando según las necesidades de la familia, pero en un principio, se ha dejado vacío para que vaya mutando poco a poco.
A lo largo de la casa nos vamos a encontrar espacios como este hecho a medida para los más pequeños. Este armario cuenta con perchas, un banco para sentarse a descalzarse y huecos donde poder dejar zapatos y ropa. Los colores tampoco faltan en los interiores, como este azul cielo de la puerta.
La casa cuenta con una doble altura en la zona de la cocina y el comedor, que es la que se abre al jardín por medio de la gran cristalera de perfilería negra. Pero aunque este espacio sea amplio, no da la sensación de frialdad, ya que la superficie es pequeña y está muy bien acotada. Las dos lámparas que iluminan la isla de la cocina crean la sensación de que estemos en un espacio exterior, en vez de en un espacio doméstico.
El salón consiste en un sofá de estilo nórdico y un sillón dispuestos en un espacio justo para los seis miembros de la familia. Se querían evitar grandes estancias para así promover la cercanía y la conversación entre todos ellos. El sofá mira hacia una gran ventana, que en días de cine se convierte en una gran pantalla.
Esta casa cuenta también con un taller de costura. Para ello los arquitectos diseñaron una habitación para tal fin, con múltiples estanterías donde almacenar la tela y la ropa y una gran superficie de trabajo en L que ocupa todo el perímetro en el que hay espacio para coser, cortar y también para trabajar con el ordenador.
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Una escalera puede servir únicamente para transportarnos de una planta a otra. Pero también puede ser mucho más. Puede convertirse en lugar de juego y de estancia, como esta de madera. Los escalones se convierten a veces en tobogán y los descansillos en bancos donde poder pintar y jugar. Porque no siempre hay que bajar o subir la escalera con prisas ¿no te parece?
Esta casa tiene algo. Es familiar, acogedora y cómoda, pero además está pensada para todos, para que cada miembro de la familia encuentre su rincón favorito.