Bueno, lo que no me gusta a mí, puede que sí te guste a ti ¡y viceversa! Sabemos, mejor que nadie, que entre gustos no hay disgustos y que la estética tiene sus facetas, marcadamente, subjetivas. Sin embargo, luego de mucho debate y de mucho consultar, hemos dado con 14 cosas que -definitivamente- nos molesta al llegar a una casa ajena. La idea es aprender de nuestros errores -o de los de los demás- ¡para nunca repetirlos!
Idea por: MWE ARCHITECTS
Nada podría resultar más molesto que, tener que esperar por horas y horas a la entrada de una casa -congelados del frío- esperando a que nos abran porque: 1. el timbre no funciona o 2. el timbre suena demasiado pasito. Claro que podemos tocar a la puerta con nuestro puño pero, aceptémoslo, no es lo mismo…
¿Te pidieron quitarte los zapatos como norma de la casa por los finos revestimientos de la misma pero no hay donde guardarlos? ¿Quisieras quitarte tu pesado y costoso abrigo pues allí dentro hace calor pero no sabes dónde colgarlo? En definitiva, los recibidores y vestíbulos de las casas deberían contar con sistemas de almacenaje prácticos e ingeniosos.
Por lo general, los baños suelen ser al fondo a la izquierda
o al fondo a la derecha
; pero ¿qué pasa cuando las instrucciones e indicativos para llegar allí son más de los necesarios?; ¡pasa que tu ida al baño se convierte en un complicado y misterioso laberinto que tienta con hacerte perder en medio de los pasillos!
Esto sí es lo PEOR que podría pasarnos. He aquí el nombre de una película de horror protagonizada por nosotros -los huéspedes-: se acabó el papel higiénico. No olvides que, lo mismo aplica para las toallas; asgúrate de que tus invitados cuenten con toallas secas donde -claro- secar cómodamente sus manos.
Sabemos que, en ocasiones, al no contar con suficiente tiempo para ordenar toda nuestra casa, solemos recurrir al viejo truco de amontonar TODO en un mismo armario, cajón, compartimiento, baúl o -incluso- ¡debajo de la cama! ¿Qué tal si mejor te ahorras malos ratos -y se los ahorra a tus invitados- planeando, con tiempo, tu esquema de limpieza y de orden?
Dejemos la etiqueta para las galas, ¿les parece? Y es que, nada es más incómodo que sentarse a la mesa y ver que hay 3 tipos de tenedores, 1000 tipos de cucharas, cucharitas y cuchillos y ¡no saber qué hacer con todos ellos! Mejor crea ambientes más relajados y acogedores que no resulten intimidantes ni apenen a tu visita, ¿eh?
hay quienes no se sienten cómodos o atractivos bajo una luz demasiado blanca y poco cálida. Hay quienes detestan que se les formen sombras en la cara y el cuerpo, debido a la angulación de la luz. Si tu evento es de día, te recomendamos acudir a la siempre favorecedora luz natural; y, si es de noche, consigue formas y maneras en las que puedas graduar tus bombillas para así dar gusto a la visita.
Si bien sentirse atendidos es muy placentero, ¡tampoco queremos sentirnos inútiles! Nos alegra que nos mimen y consientan con pasabocas y ricos tragos pero, ¿qué tal si, de vez en vez, nos permiten recoger un plato o una copa? No apenes a tus huéspedes haciéndolos sentir unos buenos para nada -así tus intenciones sean las mejores-.
Esto aplica, puntualmente, para: lugares muy cálidos; planes de chimenea; asados y parrilladas. Nos encanta la carne pero ¿realmente queremos oler a asado por el resto del día? Nos fascinan las chimeneas y sus distintos diseños pero ¿a quién le gusta oler a leña de forma constante? Por eso, asegúrate de contar con ventanas y sistemas de ventilación aptos para la ocasión.
¿Te ha pasado que te arreglas, por horas, y al legar a la casa de tu amigo y sentarte en sus sofás y sillones te hundes y quedas como un enanito? Entendamos una cosa: en eventos sociales, ¡todos queremos vernos atractivos y sentirnos cómodos! Y, hablando de comodidad, ¿quién podría resistirse toda una velada sin un espaldar donde reposar?
No nos ponemos a las casas decoradas con arte abstracto o muy costoso; para nada. A lo que sí nos oponemos es a casas como estas, con propietarios completa y totalmente ignorantes en el tema. ¿Para que colgar cosa que ni te gustan, ni entiendes ni aprecias? A mí me huele a snobismo…
Somos melómanos y adoramos la música, sí, pero también adoramos las buenas charlas. ¿Qué podría ser más fastidioso que intentar hablar y no entender nada de lo que dice el de al lado por un fuerte chis pum, chis pum de fondo? Por favor, no le provoques migrañas, jaquecas ni cualqueir especie de dolores de cabeza a tus huéspedes.
¿Ya le contaste a tus invitados que renovaste tu apartamento?; con que lo hagas una vez está bien. Procura no aburrir a tus visitantes hablando demasiado sobre ti mismo y sobre tu casa. Sobra decirle a tus amigos cuánto costo la madera de tus pisos a menos que ellos te lo pregunten, ¿de acuerdo?
Por ahí dicen que la envidia mata y, en ese orden de ideas, ya hemos muerto varias veces tras ver fabulosas casas desplegarse por homify. Ojalá todos sintiéramos envidia de la buena pero, lastimosamente, no siempre -o casi nunca- es así. De igual manera, recuerda que la envidia es mejor despertarla que sentirla…
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