6 soluciones para tus PROBLEMAS con el interiorista

Armando Cerra Armando Cerra
CASA URBANA, PAULA BITTAR ARQUITETURA PAULA BITTAR ARQUITETURA Salones de estilo moderno
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La elaboración de un proyecto de decoración de interiores y su posterior ejecución se prolonga en el tiempo. Por regla general son varios meses en los que tienen que mantener una relación el cliente con el diseñador al que le encarga el trabajo, e inevitablemente como en cualquier ámbito laboral pueden surgir roces. La gran mayoría fácilmente solucionables con una charla, una reunión, un café o una llamada de teléfono. Lo normal es que todo ello no llegue a mayores y no sean necesarias decisiones drásticas como una restricción de contrato, pero todos tenemos muy claro el concepto de reforma, pues en realidad estamos hablando de eso. Es decir, que siempre habrá discusiones por plazos, dineros, gustos, calidades, etc. Para que estés avisado de lo que puede surgir, lee las siguientes líneas.

¿Cuánto vale su trabajo?

Tal vez si alguna vez habéis pedido un presupuesto a un diseñador o un estudio de arquitectos de interiores os puede sorprender el valor de su trabajo. En realidad, sus honorarios se tasan en función de trabajo a realizar, es decir, se trata de un porcentaje sobre el total de la obra a ejecutar y que él proyecta y dirige.

Y las cifras de ese porcentaje, son muy similares a las que cobran los arquitectos de la construcción, es decir, sus honorarios van desde un 10 a un 15%, dependiendo del prestigio de la firma que lo realice. Y desde luego, si el encargo solo llega hasta la fase de proyecto, normalmente los honorarios son la mitad.

¡Pero esto no era lo que yo quería!

Esa frase es perfecta y se puede decir cuantas veces uno quiera como cliente. Pero solo tendrá sentido en la fase proyecto. Es decir, el papel todo lo aguanta, y si no gustan los bocetos, los materiales propuestos, la distribución, en fin, cualquier aspecto de la propuesta, se tiene que decir y que se modifique la idea, hasta que el diseñador sea capaz de encontrar y plasmar lo que tú estás buscando.

Pero una vez que ese proyecto se dé por válido, tanto por parte del cliente como por el diseñador, que pasa a convertirse en director de obra, entonces se tiene que seguir escrupulosamente. Como se dice con los contratos, este proyecto es vinculante, y si no era lo que querías, ya es demasiado tarde para quejarse. Y si lo haces y eso supone cambios, e irremediablemente serán incrementos en el presupuesto.

Un cambio de diseñador de interiores

Puede darse el caso de que la relación se vaya deteriorando hasta el punto de que el cliente quiera cambiar de diseñador de interiores porque no se entiende con él, o piensa que no está cumpliendo con lo pactado, o mil y un motivos.

Para solucionar ese problema antes de empezar a trabajar hay que formalizar un contrato que puede tener todas las clausulas que se pacten por ambas partes. Pero entre esas nunca faltarán disposiciones referentes a los plazos, presupuesto, formas de pago, etc. Y desde luego también incluirá disposiciones relativas a la resolución de conflictos entre cliente y diseñador, y la obligación de recurrir a una empresa de arbitraje para que defina el estado final de las cuentas, si definitivamente se rompe la relación contractual. 

Un proyecto de interiores es del diseñador y del cliente

Sí. Eso como cliente hay que lucharlo siempre. Da igual quién sea el arquitecto de interiores, su prestigio, o su nombre, los gustos personales hay que defenderlos. Va a ser tu casa soñada, tu vas a vivir ahí, así que tendrás que sentirte a gusto.

El diseñador puede aconsejarte, puede intentar convencerte de otra cosa, pero si no lo consigue, no debes transigir. ¡Tú pagas! Y una buena cantidad. Confías en su trabajo, pero se tiene que adaptar. La verdad es que si no es así, o tendrá que renunciar al encargo o tendrás que cambiar de diseñador antes de que concluya el proyecto y se inicie la ejecución. Por esa razón, en el mismo contrato que hemos citado antes, no está de más incluir alguna cláusula alusiva a esta posible situación. 

Los costes adicionales

En el documento que es proyecto de obra, tanto clientes como el diseñador llegan a un acuerdo en cuanto a todo. Trabajos a realizar, mediciones, unidades, materiales, formas, colores, etc, etc. Todo queda definido al milímetro, y ya se puede comenzar de forma inmediata la ejecución.

Si todo va bien, la obra acabará, se comprobará que todo está según proyecto, y se abonará todo conforme a presupuesto. Pero eso no es lo habitual. Es mucho más normal que haya cambios sobre la marcha, o bien porque el cliente pide cosas a última hora, que obviamente siempre serán un incremento en el total, o bien porque surgen otras ideas y contingencias en el día a día del trabajo, no obstante, cualquier cambio respecto al proyecto, siempre ha de valorarse y aprobarse por parte del cliente.

Último consejo: mantén la calma

Este consejo es aplicable a ambas partes, tanto al cliente como al diseñador de interiores. Ambos tienen que saber donde están y que representan, y obviamente ambos quieren comerse un poco del terreno del otro. Por ejemplo, el cliente querrá discutir precios del presupuesto o contratistas porque conoce a otros supuestamente más baratos y mejores, mientras que el diseñadores de interiores tal vez pueda desdeñar los gustos del cliente y sus inclinaciones estéticas, y prefiera hacer las cosas de otro modo ya que él firmará el trabajo.

Pues bien, no tienen otro remedio que mantener la calma y entenderse, para así salir ambos beneficiados. Uno con una casa de su gusto con la que lleva años soñando y el otro con un trabajo cobrado y que se sienta orgulloso del mismo.

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